I Encuentro de Brontosailors

En el año 2000 el CINA tenía ya 32 años de vida y éramos muchos los que habíamos dejado de participar asiduamente en sus actividades, pero conservábamos un estupendo recuerdo de los días que habíamos estado allí y de las personas con las que habíamos compartido esas actividades, muchos de los cuales nos habíamos convertido en grandes amigos. Por ello un grupo de los que estábamos ya bastante desligados del día a día del CINA, nos propusimos organizar un encuentro de los que habíamos estado por primera vez allí en tiempos suficientemente lejanos.

Lo comentamos con la Junta del CINA de entonces, que acogió con entusiasmo la idea y nos dio todas las facilidades posibles para utilizar sus archivos.

Lo primero que había que hacer era localizar direcciones de los que habíamos estado en el CINA desde los inicios hasta una determinada fecha. Y cuando en el año 2000 se hablaba de direcciones se entendía eran direcciones de correo postal, pues eran las que únicas que entonces se usaban.

También nos tuvimos plantear que consideramos “tiempos suficientemente lejanos”, lo que, tras darle bastantes vueltas, llegamos a establecer en haber estado por primera vez en el CINA antes del año 1980, con lo que los convocados tendríamos, al menos, veinte años de antigüedad. Por ello, inicialmente pensamos en autodenominamos “Veinteañeros”.

El nombre no acabó de cuajar, por lo que durante las múltiples reuniones preparatorias, tras barajar otras denominaciones, finalmente optamos por un nombre más próximo a la realidad. Acordamos autodenominarnos “Brontosailors de Arousa”.

Para elegir el sitio del encuentro barajamos varias propuestas, aunque pronto se reveló como más ventajosa el restaurante de la Federación Madrileña de Tenis, al norte de Madrid, en Fuencarral Pueblo.

Tras un arduo trabajo de localización de direcciones postales, ensobrado de cartas y pegado de sellos de correos, llegamos a enviar unas 200 cartas de convocatoria y obtuvimos unas 120 respuestas afirmativas.

Así que el día 10 de junio a las nueve de la noche nos fuimos encontrando personas no sólo de Madrid, sino también procedentes de varias ciudades españolas e incluso cuatro o cinco llegados de Francia para la ocasión. Gran emoción a la llegada, cena, reparto de diplomas de brontosaliors a los participantes, discursos y copas hasta la madrugada.

Al final del encuentro, hicimos propósitos de repetir la experiencia. Aunque hubo algunos intentos, llegamos a pensar en olvidarnos de la repetición, pero, como se puede ver en este blog, la idea ha seguido latente y se ha retomado con entusiasmo.

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